lunes, 30 de marzo de 2015

Bajo ataque.


Hoy fui atacado por ti todo el día. 
Sin clemencia. 
Ibas y venías. 
Te escondiste tras los nombres de las calles, te escondiste en la radio, te escondiste en la pequeña ciudad, te escondiste donde el casero e incluso debajo de mi plato. 
Y atacaste. 
Y lo disfruté. 

Atacaste en mis sueños, en los que reapareciste después de larga ausencia. 
Y en vez de soñarte y soñarnos como siempre pero de tantas formas diferentes, por primera vez nos soñé imposibles y por primera vez soñé que no me querías.
Por primera vez soñé la realidad. 

Y mírame aquí, haciendo el recuento de los daños. 
Con la mirada fija y perdida en el suelo. 
Todo lo que pude hacer fue sentarme a escribir. 

Supongo que al final, tu madre tenía razón. 
Cuando el amor de tu vida no está en tu vida, terminamos por querer a quien nos quiere.