viernes, 17 de mayo de 2013

Eres.

Eres objeto y sujeto.
Eres el objeto de mis metáforas y el sujeto que menciono en estas letras.

Eres la frecuencia con que mi mente es tan ruidosa 
que apenas puedo concentrarme en cualquier cosa.

Eres esa canción en mi cabeza, 
pero también eres el silencio que no me permite encontrar paz.

Eres mi pecho que arde para recordarme volver a respirar cuando me dejas sin aliento.

Eres el vacío en el estómago
y la la llenura en la cabeza.

Eres preocupación y alivio.

Eres negar los celos propios y regodearse con los ajenos.

Eres el trance que me produce el café, y el sueño que se interrumpe en su clímax.

Eres la única luz encendida en la oscuridad de mi casa a las dos de la mañana.

Eres mis pies calzados y fríos
y mi corazón desnudo y ardiente.

Eres las palabras que fluyen en el papel pero que nunca viajarían por el aire.

Eres el ignorar la hora en el reloj a media noche y a tres cuartos de la mañana.

Eres todo lo que siempre he querido
envuelto en el empaque menos adecuado.

Eres ese dulce que me encanta
relleno con el centro equivocado.

Eres esa barba cerrada que desearía yo tener.

Eres mi pasión que desborda.

Eres autocrítica y opinión ajena.

Eres aventura y peligro.

Eres definición e interpretaciones.

Eres el escenario y la ceguera del reflector.
Eres la estúpida sensación de seguridad al no poder ver a nadie.

Eres desear muy en el fondo lo que se dice temer muy en la superficie.

Eres la cruz que se carga al calvario casi con gusto.

Eres la vergüenza de perder mi moral.

Eres el tiempo perdido y el que intento recuperar.

Eres mi aversión a la rima,
que cuando sale sin querer
es aún más fina.

Eres el nombre del maestro mediocre
y el nombre del más deseado.
Eres el tema de la sobremesa
y el nombre de la ensalada.

Eres mis ganas de ser alguien mejor
y mi razón de ser un poco más vanidoso.

Eres duda e incertidumbre.

Eres rumor y comprobación.

No deberías de ser tanto con lo poco que para ti yo soy.


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