lunes, 29 de julio de 2013
Habladurías
Dicen que el que busca, encuentra... Y yo, sigo buscando.
Que el tiempo todo lo cura... Yo sigo doliendo.
Que no hay mal que dure cien años... Al menos ya llevo veinte.
Que al que madruga, dios le ayuda... ¡Pero si despierto todas las madrugadas!
Que nada es imposible... Y yo sigo creyendo.
Que todo pasa por algo... Y ese algo sigue sin revelarse.
Que la paciencia es una virtud... Y ¿quién me vio cara de virtuoso?
Que las palabras se las lleva el viento... Traten de soplarle a estas a ver si se las lleva.
Que en esta vida todo se paga... ¿Acepta tarjeta?
Que me iré al infierno... ¡Pruébenlo!
Que el que no puede, enseña...
Y ¿qué es lo que no pueden las zorras que tanto enseñan?
Que el amor no existe... Creo que el amor en el que creen es el que no existe.
Habladurías!!
Gente ociosa!!
Que cierren la boca si lo único que sale de ella es lo que entra!
¡¡Dicen, dicen, dicen!!
Y ¿quién hace?
¿Quién habla?
Porque no es lo mismo hablar que decir;
para hablar se requiere un trabajo mental,
para decir, basta perder el control.
sábado, 27 de julio de 2013
Ya no te quiero.
Todas las noches en mis plegarias pido despertar al día siguiente y ya no quererte.
Hoy, cuando el sol se levantó e hizo amanecer,
me di cuenta que mis plegarias fueron escuchadas;
ya no te quiero.
Es liberador.
No era quitarse un peso de encima,
era cargar levedad.
Cambiar penas por plumas.
No abandonar la carga, sino negociarla.
Y fue una decisión.
Debo agradecer a quien quiera que me dio el valor de decidir.
Ya no te quiero;
querer es encierro,
(en cambio)
amar es echarse al vuelo.
Me eché a volar.
domingo, 14 de julio de 2013
Crónica del mudo.
El momento en que te detienes y vuelves a tomar aire,
con la cara completamente empapada,
es en el que sientes el frío de tu pecho;
estás vacío.
Estás rodeado de bolas y trozos de papel.
Las manos escurren de tinta.
Pupilas dilatadas, dientes que rechinan.
Quisieras arrancarte la cabeza,
o el corazón,
o donde quiera que esté tu razón.
Perdiste el control.
Hiciste berrinche, rabieta.
Estás asqueado de tu estupidez.
No te reconoces en el espejo.
Un dolor caliente te hace percatarte de que te has hecho daño con tus propias uñas.
Pasaste del dolor intangible al dolor físico.
Eres un desastre.
Lo permitiste.
Te das asco.
No tienes remedio.
La misma puta historia,
cada vez más peligrosa.
Y te detienes,
y sientes entrecortar tu respiración.
No hay nadie a tu alrededor,
sólo la tenue luz que entra por el domo y el polvo suspendido en el aire.
Lo lograste:
eres un triunfo de enamorado.
Y te detienes,
y te das cuenta de que has pasado de escribir compulsivamente
a gritar y llorar,
y arrojar, y romper,
y romperte,
y por primera vez,
vivir es insoportable.
Ya no cabe lo que sientes en las letras.
Y entonces enmudeces.
Eso fue lo que pasó.
sábado, 13 de julio de 2013
Explicaciones
Es sólo que me confundo a veces;
casi todo el tiempo.
Soy un despistado.
Muero por decir lo que ambos ya sabemos,
es sólo que también muero de miedo;
la última vez que lo dije no lo supieron valorar.
Soy un cobarde.
Tal vez no crees en el amor,
y yo, definitivamente lo hago.
Tal vez es sólo que ambos creemos en lo que en realidad es el amor
y no en lo que la gente cree que es.
Soy un libro abierto.
Y sí,
romance es sentir
y es belleza
y es sentir a montones.
Sentir yo y hacerte sentir.
Pasión que desborda.
Sentir quemar cuando dice "furia"
y sentir estremecer cuando dice "beso",
sentir pudor cuando dice "desnudarse"
y comodidad cuando dice "desnudo".
Soy lo que siento.
Y cuando "lo siento" tiene diferentes connotaciones,
puedo decir que siento, y siento mucho,
y que no lo siento por sentir tanto.
Lo siento por los que no sienten.
Soy pasión que desborda. (y no lo siento por ello)
Puedo sentir cada hebra de pasión salir de mi
y hacer que no lo sienta quien quiera a quien haga yo sentir.
Hasta lo agradecen.
Soy un romántico.
Vuelve a leer si lo necesitas.
Es complicado, lo sé,
pero lee con calma y lee entre líneas.
Es sólo que a veces me confundo
y yo a ti no te quisiera confundir.
Por eso vuelve a leer si lo necesitas.
Todo se resume en que me importas
y en que no lo siento por sentir tanto.
Esto es lo que obtienes:
un despistado,
un cobarde,
un libro abierto,
pasión que desborda,
un romántico y alguien que siente.
Espero haberte hecho sentir.
casi todo el tiempo.
Soy un despistado.
Muero por decir lo que ambos ya sabemos,
es sólo que también muero de miedo;
la última vez que lo dije no lo supieron valorar.
Soy un cobarde.
Tal vez no crees en el amor,
y yo, definitivamente lo hago.
Tal vez es sólo que ambos creemos en lo que en realidad es el amor
y no en lo que la gente cree que es.
Soy un libro abierto.
Y sí,
romance es sentir
y es belleza
y es sentir a montones.
Sentir yo y hacerte sentir.
Pasión que desborda.
Sentir quemar cuando dice "furia"
y sentir estremecer cuando dice "beso",
sentir pudor cuando dice "desnudarse"
y comodidad cuando dice "desnudo".
Soy lo que siento.
Y cuando "lo siento" tiene diferentes connotaciones,
puedo decir que siento, y siento mucho,
y que no lo siento por sentir tanto.
Lo siento por los que no sienten.
Soy pasión que desborda. (y no lo siento por ello)
Puedo sentir cada hebra de pasión salir de mi
y hacer que no lo sienta quien quiera a quien haga yo sentir.
Hasta lo agradecen.
Soy un romántico.
Vuelve a leer si lo necesitas.
Es complicado, lo sé,
pero lee con calma y lee entre líneas.
Es sólo que a veces me confundo
y yo a ti no te quisiera confundir.
Por eso vuelve a leer si lo necesitas.
Todo se resume en que me importas
y en que no lo siento por sentir tanto.
Esto es lo que obtienes:
un despistado,
un cobarde,
un libro abierto,
pasión que desborda,
un romántico y alguien que siente.
Espero haberte hecho sentir.
jueves, 11 de julio de 2013
Todo por evitar enamorarme
Hace un tiempo que no escribía.
Hace un tiempo que no paseaba por aquí.
Me contenía.
Me negaba.
Pretextos.
Todo por evitar enamorarme.
Creí que escribir cursilerías era de gente inmadura.
Emocionalmente inestable.
Pero me he acostumbrado tanto a ti que he tenido que redefinir mi concepto de estabilidad.
La gente habla, mira.
Los he oído hablar.
Los he visto observarme.
Se dan cuenta.
Sus palabras están casi llenas de lástima o rebosantes de enternecimiento.
Sus miradas son inquisitivas o llenas de claridad.
Unas que otras son casi hostiles.
Hoy,
cuando dio media noche en el reloj sobre la vitrina,
el empolvado cucú de mi pecho abrió la puerta
y mi corazón salió a escribirte.
Que hable el que mire
y que te diga que estoy enamorado.
Eso sólo yo lo sé.
Y si de algo sé mucho,
es de los suspiros que ahogué,
las notas que callé,
los borradores que terminaron en la basura,
el miedo,
las señales divinas que me decían que no lo intentara detener,
las sonrisas estúpidas que abofeteé de mi rostro,
las madrugadas que no me desvelé,
las ilusiones que quemé,
los sueños perfectos que convertí en insomnio,
la sensación de flotar que amarré con un ancla a mi sótano,
el insecticida que tragué para matar las mariposas...
Todo por evitar enamorarme.
La gente se pregunta si estoy enamorado.
Yo también me lo pregunto.
Y también lo hago por evitar enamorarme.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)