Yo,
que perdí mi virginidad en sueños
conservándome casto hasta el primer amor,
confieso no arrepentirme de nada
y me acuso de ser un necio e ingenuo,
lleno de ilusiones, que no cree en lo imposible.
Llévese mi ser a donde Crea conveniente,
pero mi cuerpo,
alguna vez templo carnal,
láncese al mar,
de la misma forma que fui lanzado a lo desconocido
en el momento de mi nacer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario