martes, 31 de diciembre de 2013

Punto


Todo este tiempo solo he sido un punto en el espacio.
Saltando y gritando y riendo y emocionándose y rebotando y llorando y berreando... 

Junto a una línea entre dos puntos creyendo que formaba con ellos un triángulo.

Hubiera dado igual que me borraran.

Desde mi lugar lanzaba mi propia línea para ver si lograba conectar.
Acercándome a un punto y alejándome del otro, creyendo cambiar la forma del triángulo.
Creyendo ser parte de la ecuación.

Y la verdad es que no.

Ahora que la línea se desvanece, sólo somos puntos dispersos, y yo he quedado inmóvil.

Inmóvil.

(Consternado.
Afligido.
En una empatía que no va conmigo.
Es verdad lo que dijeron que decía mi mano; soy mucho más sensible de lo que mis manos cuentan.)

(Todo el tiempo solo he sido un espectador. De primera fila. De esos que no se ven por el brillo de los reflectores.)

Que borren mi inmóvil punto.

Quiromancia


Quien dice que se tiene que cumplir lo que dice la mano?
Quien dice que mi mano sabe más que yo de mi mismo?

Si, es verdad,
mi vida amorosa nunca ha sido miel sobre hojuelas,
En realidad, yo no diría que ha sido siquiera.
Sigue siendo inexistente.

Lo que si tengo es una vida pasional.
Y mis pasiones son muchas,
Y muchos. 

Si esa vida está llena de sufrimiento y dolor,
y el dolor es inevitable pero el sufrimiento opcional,
irremediablemente me he encargado de hacer de mi vida sentimental una mierda.

Qué necesidad?
Ninguna.
Necedad.

Diez minutos.


Diez minutos.
El calor del dorso de mi mano en tu pierna.
Reír juntos.
Vernos en silencio.
Eso basta.
Vuelvo a ser un completo pendejo.

domingo, 6 de octubre de 2013

Pares



Hay ciertas cosas que Dios no nos dio en pares.
(Justo ellas son las que sirven para amar)

Una sola piel para tatuarte en mi.
Un solo cerebro para enloquecer de ti.
Una sola intimidad para sentirnos.
Una sola boca para besarte.
Un solo corazón para quererte
y una sola vida para amarte.

Somos todos nones;
el amor es cosa de dos,
y es por eso que dos nones siempre suman un par.

viernes, 4 de octubre de 2013

Cronología



Definitivamente no tienes idea del bien que me haces.
Has logrado en mi lo imposible: me gusto tal y como soy. 
Soy capaz de amarme aunque no sea capaz de ponerme por sobre ti.

No te das cuenta 
que hasta mi cuerpo se porta mejor; 
he bajado de peso y casi no enfermo. Como más sano y veo menos tele. Cierro más ciclos y abro más libros.
Hasta mis ojos ven más claro 
y mi piel se mancha menos.

He aprendido a tomarme la medida. 
Mis manías, mis defectos, 
todos ellos revelados y expuestos. 
He aprendido a domarlos bajo el yugo de mi convicción.

He aprendido mejor sobre ser más.
Más alegre, más amable, 
más práctico, más decidido, 
más risueño, más apasionado,
y también, más enamorado.

Hojeando mis páginas hacia atrás 
me doy cuenta de que nada es lo mismo.
Se acabaron las burlas,
 los insultos y la impotencia. 
Se redujeron las lágrimas 
y cambiaron las dudas.

¿Es que así se siente crecer?
Qué bien nos sienta.
Qué bien se siente.
Aunque tú ni te des cuenta.
Qué bien me sientas.
Cuánto te siento.

No cambiaría nada. 
No tacharía una sola palabra.
Es el misterio de esta perfecta cronología, 
prueba de que nada pasa por casualidad.

Y cuánta razón de la suerte que tenemos. 
Coincidir se queda corto. 
Cualquiera pensaría más bien en conspirar.

Qué conspiración más bella 
que tú y yo hayamos coincidido. 
Aunque no te des cuenta, 
sacas lo mejor de mi.
Alguna razón hay de que aún no lo notes.

Paso a paso, uno a la vez, 
en un tiempo que no se detiene y 
espacios que cambian constantemente.
Cronología, 
eso es todo lo que es.

Es perfecta.
Es bella.
Lleva un mucho de ti 
y sin importar cómo termine esto, 
me has convertido en la mejor versión de mi.


domingo, 22 de septiembre de 2013

Mentiras


Me tengo que hacer a la idea de que merezco alguien mejor.
Por más que odie etiquetar gente y comparar;
aún más si se trata de ponerte la etiqueta de "no es Él"
y compararte con mi etiqueta de "mereces más",
he de abrir los ojos y , si es necesario,
hacerme daño en el acto.
De lo contrario, terminaré llorando en el balcón
a las 5 de la mañana.

He sido un terco y tal vez no merezca ni mi propia compasión.
Y aunque soy aficionado a las listas,
he de hacer una que odie por rescatarme;
una donde te calumnie con defectos
y recurra a las superficialidades que me enseñaste a ignorar.

Odio tu par de kilos de más.
Odio la sonrisa que llevas puesta todo el tiempo.
Odio el olor de tu boca.
Odio que tus ojos no sean claros.
Odio a tus mejores amigos.
Odio tu mezclilla clara y desgastada que me recuerda a mi padre.
Odio tu barba cerrada.
Odio tu relativa madurez.
Odio tus corbatas de mal gusto.
Odio tus sacos de colores.

Odio tu presencia en mis sueños.
Odio el misterio que eres.
Odio que te guste la música que a mi.
Odio que nos sepamos la misma estúpida y melosa canción.
Odio tu incapacidad de bailar.
Odio tu resistencia al alcohol.
Odio tus zapatos de plástico.
Odio que seas tan responsable.
Odio tu habilidad para leer los labios y mi completa torpeza para leer los tuyos.
Odio tu rostro al dormir.

Odio lo incómodo que es tu hombro para recargarse.
Odio lo blanco de tu piel y el vello de tu pecho.
Odio que uses mocasines con calcetines.
Odio que todos los pantalones te queden cortos.
Odio cómo se te ven mis lentes de sol.
Odio que hagas de mi una mejor persona.
Odio que me conviertas en la mejor versión de mi.
Odio que me des razones para ser vanidoso.
Odio cuidarme para parecerte atractivo.
Odio tu incapacidad para cantar.

Odio que no te gusten las papas fritas y tu afición por el limón.
Odio que me hagas reír.
Odio el atardecer sobre las nubes.
Odio tu felicidad en el agua.
Odio que notes que no estoy bien.
Odio que me preguntes qué tengo.
Odio que engroses tu voz al hablar en público.
Odio haber descubierto que tienes corazón.
Odio lo literal de estar "entre las nubes"
Odio nuestra foto en el muelle, "entre las olas"

Odio que seas mi tema de conversación.
Odio verte dar clases.
Odio lo bien que te sienta el blanco.
Odio lo bien que te han sentado los años.
Odio las arrugas a los lados de tus ojos cuando ríes.
Odio el color de tu rostro lleno de pena.
Odio tus pegajosas frases.
Odio tus ademanes.
Odio tus hoyuelos al sonreír.
Odio tu mirada escudriñante.

Odio tus suspiros misteriosos.
Odio tu simpleza cuando rebasas el límite.
Odio tu resistencia al frío y nuestra intolerancia al calor.
Odio que el rasgar de toda guitarra me sepa a ti.
Odio la metamorfosis por la que pasamos.
Odio que sepas de amor.
Odio que sepas ahorrar.
Odio que seas tan práctico.
Odio el té verde con miel.
Odio la facilidad con que hablamos sin vernos a la cara y la facilidad con que callamos estando frente a frente.

Odio que me hayas vuelto adicto al café por la mañana y por la noche.
Odio el rock en español.
Odio nuestro doble sentido.
Odio hablar de abrir y cerrar ciclos.
Odio tus zapatos importados.
Odio la impulsividad con que me sorprendes.
Odio tu inglés que no puedo criticar.
Odio cuando me muestras el lado más tierno de ti.
Odio el día de tu cumpleaños.
Odio cuando me dices que soy alguien que vale la pena y me pregunto si esta "pena" es lo que valgo.

Odio cuando me hablas sólo para molestar.
Odio nuestros "luego te digo"
Odio mis celos.
Odio escribirte.
Odio buscarte.
Odio insistirte.
Odio olvidar las cosas que se me ocurre odiar de ti.

Odio esta lista de mentiras.
Odio mentirme de esta forma y echarme a llorar;
no podría ser más cruel conmigo ni más injusto contigo.

Confieso que esa lista estaría llena de cosas que amo de nosotros (de haber un "nosotros")
si no fuera porque debo convencerme de que merezco alguien mejor.
Alguien mejor de lo que en realidad dice toda esta lista.

Me tengo que hacer a la idea de que merezco alguien mejor.

Cuando "mejor" es relativo y no depende de ti ni de mi.
Cuando "mejor" es cosa de dos.
Entonces, ¿merezco alguien "mejor"?

lunes, 29 de julio de 2013

Habladurías


Dicen que el que busca, encuentra... Y yo, sigo buscando.
Que el tiempo todo lo cura... Yo sigo doliendo.
Que no hay mal que dure cien años... Al menos ya llevo veinte.
Que al que madruga, dios le ayuda... ¡Pero si despierto todas las madrugadas!
Que nada es imposible... Y yo sigo creyendo.
Que todo pasa por algo... Y ese algo sigue sin revelarse.
Que la paciencia es una virtud... Y ¿quién me vio cara de virtuoso?
Que las palabras se las lleva el viento... Traten de soplarle a estas a ver si se las lleva.
Que en esta vida todo se paga... ¿Acepta tarjeta?
Que me iré al infierno... ¡Pruébenlo!
Que el que no puede, enseña...
Y ¿qué es lo que no pueden las zorras que tanto enseñan?
Que el amor no existe... Creo que el amor en el que creen es el que no existe.

Habladurías!!
Gente ociosa!!
Que cierren la boca si lo único que sale de ella es lo que entra!

¡¡Dicen, dicen, dicen!!
Y ¿quién hace?
¿Quién habla?
Porque no es lo mismo hablar que decir;
para hablar se requiere un trabajo mental,
para decir, basta perder el control.


sábado, 27 de julio de 2013

Ya no te quiero.

Todas las noches en mis plegarias pido despertar al día siguiente y ya no quererte.

Hoy, cuando el sol se levantó e hizo amanecer, 
me di cuenta que mis plegarias fueron escuchadas;
ya no te quiero.

Es liberador.

No era quitarse un peso de encima,
era cargar levedad.
Cambiar penas por plumas.
No abandonar la carga, sino negociarla.

Y fue una decisión.
Debo agradecer a quien quiera que me dio el valor de decidir.
Ya no te quiero;
querer es encierro,
 (en cambio)
amar es echarse al vuelo.

Me eché a volar.

domingo, 14 de julio de 2013

Crónica del mudo.


El momento en que te detienes y vuelves a tomar aire,
con la cara completamente empapada,
es en el que sientes el frío de tu pecho;
estás vacío.

Estás rodeado de bolas y trozos de papel.
Las manos escurren de tinta.
Pupilas dilatadas, dientes que rechinan.

Quisieras arrancarte la cabeza,
o el corazón,
o donde quiera que esté tu razón.

Perdiste el control.
Hiciste berrinche, rabieta.
Estás asqueado de tu estupidez.
No te reconoces en el espejo.

Un dolor caliente te hace percatarte de que te has hecho daño con tus propias uñas.
Pasaste del dolor intangible al dolor físico.

Eres un desastre.
Lo permitiste.
Te das asco.
No tienes remedio.

La misma puta historia,
cada vez más peligrosa.

Y te detienes,
y sientes entrecortar tu respiración.

No hay nadie a tu alrededor,
sólo la tenue luz que entra por el domo y el polvo suspendido en el aire.

Lo lograste:
eres un triunfo de enamorado.

Y te detienes,
y te das cuenta de que has pasado de escribir compulsivamente
a gritar y llorar,
y arrojar, y romper,
y romperte,
y por primera vez,
vivir es insoportable.

Ya no cabe lo que sientes en las letras.
Y entonces enmudeces.

Eso fue lo que pasó.

sábado, 13 de julio de 2013

Explicaciones

Es sólo que me confundo a veces;
casi todo el tiempo.
Soy un despistado.

Muero por decir lo que ambos ya sabemos,
es sólo que también muero de miedo;
la última vez que lo dije no lo supieron valorar.
Soy un cobarde.

Tal vez no crees en el amor,
y yo, definitivamente lo hago.
Tal vez es sólo que ambos creemos en lo que en realidad es el amor
y no en lo que la gente cree que es.
Soy un libro abierto.

Y sí,
romance es sentir
y es belleza
y es sentir a montones.
Sentir yo y hacerte sentir.
Pasión que desborda.
Sentir quemar cuando dice "furia"
y sentir estremecer cuando dice "beso",
sentir pudor cuando dice "desnudarse"
y comodidad cuando dice "desnudo".
Soy lo que siento.

Y cuando "lo siento" tiene diferentes connotaciones,
puedo decir que siento, y siento mucho,
y que no lo siento por sentir tanto.
Lo siento por los que no sienten.
Soy pasión que desborda. (y no lo siento por ello)

Puedo sentir cada hebra de pasión salir de mi
y hacer que no lo sienta quien quiera a quien haga yo sentir.
Hasta lo agradecen.
Soy un romántico.

Vuelve a leer si lo necesitas.

Es complicado, lo sé,
pero lee con calma y lee entre líneas.

Es sólo que a veces me confundo
y yo a ti no te quisiera confundir.

Por eso vuelve a leer si lo necesitas.

Todo se resume en que me importas
y en que no lo siento por sentir tanto.

Esto es lo que obtienes:
un despistado,
un cobarde,
un libro abierto,
pasión que desborda,
un romántico y alguien que siente.

Espero haberte hecho sentir.

jueves, 11 de julio de 2013

Todo por evitar enamorarme

Hace un tiempo que no escribía.
Hace un tiempo que no paseaba por aquí.
Me contenía.
Me negaba.
Pretextos.

Todo por evitar enamorarme.

Creí que escribir cursilerías era de gente inmadura.
Emocionalmente inestable.
Pero me he acostumbrado tanto a ti que he tenido que redefinir mi concepto de estabilidad.

La gente habla, mira.
Los he oído hablar.
Los he visto observarme.
Se dan cuenta.
Sus palabras están casi llenas de lástima o rebosantes de enternecimiento.
Sus miradas son inquisitivas o llenas de claridad.
Unas que otras son casi hostiles.

Hoy, 
cuando dio media noche en el reloj sobre la vitrina, 
el empolvado cucú de mi pecho abrió la puerta
y mi corazón salió a escribirte.

Que hable el que mire 
y que te diga que estoy enamorado.

Eso sólo yo lo sé.

Y si de algo sé mucho, 
es de los suspiros que ahogué, 
las notas que callé, 
los borradores que terminaron en la basura, 
el miedo, 
las señales divinas que me decían que no lo intentara detener, 
las sonrisas estúpidas que abofeteé de mi rostro, 
las madrugadas que no me desvelé, 
las ilusiones que quemé, 
los sueños perfectos que convertí en insomnio, 
la sensación de flotar que amarré con un ancla a mi sótano, 
el insecticida que tragué para matar las mariposas...

Todo por evitar enamorarme.

La gente se pregunta si estoy enamorado. 
Yo también me lo pregunto.
Y también lo hago por evitar enamorarme.


miércoles, 5 de junio de 2013

Irreversible


Al final,
en resumen de las cuentas,
¿cuánto va a quedar de mi?
¿cuánto va a quedar de mi corazón?
¿cuánto va a quedar para amar si cada uno se lleva un pedazo consigo?
¿qué pasará si me queda tan poco que ya no sea capaz de amar?

No me quiero convertir en ti.
En algún momento te hice parte de mi vida,
o incluso ella misma.

Ahora,
¿Cómo te deshago de mi vida?

Convulsionando. (Dentro)



Tirado, en posición fetal.
Sudando.
Meciendo.
Quejando.
Tapándome los oídos en vano,
tratando de no escuchar las palabras que vienen desde dentro.

Tirado, en posición fetal.
Llorando.
Jadeando.
Retorciendo.
Apretándome el pecho en vano,
tratando de no sentir lo que nació dentro.

Y sentir... convulsionando.
Ya no quiero sentir.

martes, 4 de junio de 2013

Árbol roto.


¿Yo, romperme?
No.
Será que tengo ramas muy delgadas, y cualquier viento me las sacude.
Será que tengo demasiadas hojas que caen con extrema facilidad.
Será que hasta la brisa me empuja.
Pero romperme, no.
Me doble, sí.
Romperme, no.
Ya no.

sábado, 1 de junio de 2013

Nota #9: Sobre la perversión y malicia.

—El amor es un juego que requiere perversión y malicia... y esas cosas yo no las sé jugar.

Intruso.


¿A qué te sabe aparecerte por mi vida una y otra vez?
¿A qué te sabe joderme el ser y robarme el existir?

Tú eres el que no debería existir,
¡no en mi vida!

¿Quién te puso aquí?
¿Qué he hecho yo para merecer tu intrusión?

No soy,
Tú eres,
esa es la razón de que te prefiera.

Si no fueras,
si no existieras,
tal vez me escogería a mi.

Pero existes.
Y no bastaba con que existieras,
tenías que seguirme hasta aquí
y recordarme que siempre te sales con la tuya;
demostrarme que los hipócritas tienen finales felices,
y los justos, lo único que tenemos es miedo.

¿A qué te sabe mi odio de nuevo?
¿A qué te saben mis celos?

Provocas que me odie casi tanto como a ti.

No quiero ni verte
y no dejo de pensarte
ni de maldecirte lo suficiente con cada vez que te pienso.

Desde un principio supe que tenerte por aquí no traería nada bueno.

¿A qué te sabe mi dolor?
¿A qué te sabe mi punzada en el pecho?
¿A qué te sabe aparecerte justo cuando creí me tocaba ser feliz?
¿A qué te sabe destruirme y llevarte lo que más quiero?
¿A qué te sabe mi vida?

Instrucciones para olvidar.


Trágueme el orgullo
que con él no me he de empachar.

Guárdeme mis comentarios
que la gente ya habla demasiado.

Trágueme los celos,
porque tú y yo no somos nada.

Guárdeme mis dudas
porque a nadie interesan.

Olvídeme mis miedos
que no debo temer 
a la bestia que ya me devoró.

Recoja mis pedazos
y llévelos yo mismo al basurero.

Ahórreme el desvelarme por pensar demás, 
y ahórreme las neuronas y las ojeras que ello conlleva.

Evíteme los pañuelos y el helado frente al televisor.

Trágueme el nudo en la garganta
y alterne entre hablar, respirar y llorar.

Olvídeme de cualquier "señal" que me pareciera hubieras dado.

Ahórreme la tinta y la saliva.

Evíteme volver a sentirte.

Quédeme dormido con la pluma en las manos y los ojos empapados.

E imperativamente,
cálleme este sentimiento
que a mi trae miseria,
y a ti te da igual.



viernes, 31 de mayo de 2013

Solución.

Al parecer,
es más lo que necesito reconciliarme conmigo,
que ir y explotar contigo.

Té con leche y sentarme a ver llover.
Eso necesito.

Mi bitácora y una copa de vino.

Subir a la azotea a sentir el viento
y gritarle que se lleve mi desesperación.

Pensar con claridad para sentir correctamente.
Eso necesito.

Que el cerebro no acabe de ser devorado por el corazón.

A la fiel.

Al llegar a casa,
un sonido de uñas baja por las escaleras,
salta sobre mi y casi me tira las cosas.
Nadie es más feliz de verme de vuelta.

Mi perra,
que llega y se acuesta bajo el escritorio,
sabe que me siento solo,
y cuando termino de trabajar, me acompaña a la cama.

Ella siempre tan fiel.
Muchos deberían aprenderle.

De la forma más muda,
me hace saber que me quiere;
se sienta conmigo a ver películas los días de lluvia,
aúlla conmigo cuando me pongo a cantar,
me levanta de la cama los fines de semana,
y de vez en cuando, me deja una cucaracha muerta en la puerta.

Ella siempre la fiel.
Muchos deberían imitarle.

¿Qué será de mí el día que ella se vaya?
¿Quién arrastrará el plato para pedirme agua?
¿Quién se enojará cuando la meta a bañar,
y terminará echándome del chorro de agua caliente?

Pobre de ella,
su angustia es genuina cuando no llego a casa.

Ella siempre guardián.
Muchos deberían consolarle.

Ella es mi perra,
faldera y pequeña,
con nudos en su barba,
deshace los míos de la garganta
cuando sólo estamos mi tristeza, ella y yo.

Sólo ella sabe apreciar la tibia disonancia
que exprimo de mis dedos a las teclas;
si pudiera, cual gato se echaría sobre el piano
para escucharme tocar.

Ella siempre tan sencilla.
Muchos deberían complacerle.

Al llegar a casa,
salta y araña mi vientre,
dejando un enrojecido "me alegra volver a verte".
Me hinco y despejo los ojos de la fiel:
"a mi también me alegra tenerte".

lunes, 27 de mayo de 2013

Nota #8: Sobre la lección del día de hoy.



-Puedes (abrirte, decidir, actuar, escribir, amar, llorar, sentir, salir, enamorarte, enloquecer, explotar, reconstruirte, VIVIR, e incluso mucho más) ...o no.

viernes, 24 de mayo de 2013

Paradoja.



Es que parece que
en cuanto pienso en algo que no debería suceder;
sucede,
Y cuanto más  imagino las cosas como me gustaría que fueran;
más lejos estoy de que así sean.

jueves, 23 de mayo de 2013

Nota #7: Sobre una nota mental para ti.


-¿Has visto el color de los ojos de mi bitácora? Digo, si la has visto a los ojos.
Bueno, ese color, es mi favorito. Anótalo.

martes, 21 de mayo de 2013

Apareces


Y entonces apareces y en una serie de eventos ocurren todos al mismo tiempo.

Se me escapa el aliento,
 miro al suelo,
 me da un espasmo en forma de sonrisa,
 mi mirada se pierde y mi cabeza con ella. 

Pero sobre todo, 
me brota ese vacío en el estómago,
ése que yo confundía con angustia,
pero que hoy, se llenó de mariposas.





sábado, 18 de mayo de 2013

viernes, 17 de mayo de 2013

Eres.

Eres objeto y sujeto.
Eres el objeto de mis metáforas y el sujeto que menciono en estas letras.

Eres la frecuencia con que mi mente es tan ruidosa 
que apenas puedo concentrarme en cualquier cosa.

Eres esa canción en mi cabeza, 
pero también eres el silencio que no me permite encontrar paz.

Eres mi pecho que arde para recordarme volver a respirar cuando me dejas sin aliento.

Eres el vacío en el estómago
y la la llenura en la cabeza.

Eres preocupación y alivio.

Eres negar los celos propios y regodearse con los ajenos.

Eres el trance que me produce el café, y el sueño que se interrumpe en su clímax.

Eres la única luz encendida en la oscuridad de mi casa a las dos de la mañana.

Eres mis pies calzados y fríos
y mi corazón desnudo y ardiente.

Eres las palabras que fluyen en el papel pero que nunca viajarían por el aire.

Eres el ignorar la hora en el reloj a media noche y a tres cuartos de la mañana.

Eres todo lo que siempre he querido
envuelto en el empaque menos adecuado.

Eres ese dulce que me encanta
relleno con el centro equivocado.

Eres esa barba cerrada que desearía yo tener.

Eres mi pasión que desborda.

Eres autocrítica y opinión ajena.

Eres aventura y peligro.

Eres definición e interpretaciones.

Eres el escenario y la ceguera del reflector.
Eres la estúpida sensación de seguridad al no poder ver a nadie.

Eres desear muy en el fondo lo que se dice temer muy en la superficie.

Eres la cruz que se carga al calvario casi con gusto.

Eres la vergüenza de perder mi moral.

Eres el tiempo perdido y el que intento recuperar.

Eres mi aversión a la rima,
que cuando sale sin querer
es aún más fina.

Eres el nombre del maestro mediocre
y el nombre del más deseado.
Eres el tema de la sobremesa
y el nombre de la ensalada.

Eres mis ganas de ser alguien mejor
y mi razón de ser un poco más vanidoso.

Eres duda e incertidumbre.

Eres rumor y comprobación.

No deberías de ser tanto con lo poco que para ti yo soy.


jueves, 16 de mayo de 2013

Lluvia.

Te quiero como a la lluvia.
Y nuestra relación, si la existe, es muy parecida.

Amo la lluvia, es refrescante, sonora, relajante, me llena de vida.

Tú provocas eso mismo en mi,
pero no me atrevo a decir que te amo.

Lástima que,
así como al salir a jugar en la lluvia me enfermo, 
tú también me enfermes si saliera a quererte.

Te hago lo que a la lluvia cuando llevo indiferencia por paraguas.

Dicen que si amara suficientemente la lluvia no me importaría enfermar, 
y saldría a caminar bajo ella en cada oportunidad.

En tu caso, si me importa enfermar, porque a diferencia de la lluvia, 
tú no siempre me refrescas, 
ni me relajas,
ni me vuelves sonora la vida.

Si no me hiciera tanto daño, 
te sentiría como lluvia sobre mí sin remordimiento.

Todo está muy seco por aquí.
Ya hace falta la lluvia.
Me haces falta.

El aire frío y húmedo me recuerda que estoy despierto
y el sonido de gotas que chocan contra la ventana que no tengo,
me recuerdan que estoy soñando.

Así como para decir 
que para algo ya es muy tarde: ya llovió.

Literal y figurativamente, 
hoy, ya llovió.


domingo, 12 de mayo de 2013

Absurdo.

Música y tú...
Peligrosa combinación, 
desgarradora...
Lábil al corazón necio y abusiva de una imaginación traicionera.

Música y tú... 
Antes de dormir.
La receta perfecta para soñarte.

Música y tú... 
En vísperas.
La trampa infalible de mi estúpida mente enamorada.

Así es.
Aunque muchos digan que la mente y el corazón están eternamente enemistados, en mi caso no es así.
Trabajan mutuamente y conspiran en mi contra.
La mente generando las ideas y las imágenes que el corazón anhela.
Maquinando para que el corazón consiga lo que quiere.
Siempre buscando satisfacer al corazón.
A caso mi mente está enamorada de mi corazón?

Tal vez los dos estén enamorados de ti.

Y es que es tremendamente absurdo que te sueñe llevándome un ramo de flores en un día especial.
A mí? Flores?
Qué tienen la flores?
Nunca nadie me ha dado flores.
Debió ser idea del corazón.

Y es que es tremendamente absurdo que te sueñe robándome de mi tarde planeada para llevarme al plan que tú ya tenías para mí.
Tú? Salir?
Salir conmigo?
Nunca nadie ha planeado enamorarme.
Debió ser idea de mi mente.

Absolutamente absurdo soñarte diciendo: "He sido un idiota contigo todo este tiempo, perdóname"
Y que dejaras de serlo por mí.

Afortunadamente
desperté y me di cuenta de que todo no era más que un truco de mi mente dirigida por mi corazón.

Son inquietos ellos.

Y, ¿sabes?
Tal vez ese es mi problema.

Con frecuencia me trago todo lo que me venden ese par de conspiradores,
y elevo mis expectativas a la altura de sus deseos.

Nunca esperes demasiado de la vida, mucho menos de la gente. 
Así será más difícil que te decepcionen,
y de vez en cuando, más fácil llevarse una sorpresa.

Quien sabe!
A lo mejor y un día llegas a mí con un ramo de flores,
me invitas a salir y aceptas tus errores.

No es que yo no los cometa.

Ese día, 
mi corazón y mi mente dejarán de ser conspiradores,
y se convertirán en mis videntes.


Ataque de ti.

He estado pensando en ti últimamente.
Mucho, mucho más de lo que quisiera,
Y mucho más de lo que podríamos considerar sano.

Finjo sumergirme en mis ocupados días y no pensarte,
Pero la verdad es que hace unos días que tu huella me volvió a doler.

Me está dando un ataque de ti.


Si estuvieras aquí.

Si estuvieras aquí,
seguro estaríamos riendo de la música que escucha el hombre a dos lugares de nosotros,
y nos besaríamos cuando nadie estuviera viendo.

Seguro acomodarías con tus dedos mi cabello cada que éste helado viento lo desacomodara.
Me sostendrías cerca de ti para protegerme de cualquier extraño
y me susurrarías al oído que me quieres, cual si estuviéramos criticando a la mujer que va pasando.

Si estuvieras aquí seguro esta estación parecería mucho más cálida y menos sombría.

Seguro estaríamos escapando,
con el permiso de nadie,
a alguno de tus lugares favoritos,
esos que ya no visito.

Si estuvieras aquí,
caminaría sin miedo por la noche
y el único sudor que habría en mi mano sería el de sostener la tuya todo el trayecto.

Seguro me ayudarías a cargar con mis cosas y hablaríamos tonterías de las que hablan los enamorados.

Seguro me invitarías algo muy dulce de cenar y lo comería contigo con gusto y sin remordimiento.

Si estuvieras aquí no me molestaría la lluvia, y seguro me prestarías tu chamarra por paraguas.
Seguro me quitaría de tonterías y saltaría en los charcos.
Seguro te divertirías con mi inmadurez y nos besaríamos bajo la lluvia.

Si tan sólo estuvieras aquí,
no estaría tumbado en mi cama, 
sin poder dormir, escribiéndote y extrañándote...
Seguro no estaría aquí...
Y si lo estuviera, estarías conmigo.


sábado, 11 de mayo de 2013

Nota #4: Sobre un corazón caprichoso.


— Ahí tienes. Ya obtuviste lo que querías, corazón. ¿Ahora qué? Ahora quieres más, mucho más...


Pensamientos de media hora.

Azulejos fríos,
El sonido del aire,
Mis piernas y la sangre que regresa de ellas.
Los ojos que lloran y el espejo manchado de odio;
Somos uno en mi universo por media hora.

Hay gente que te provoca repulsión por el simple hecho de existir, y viceversa. Es tan fácil ser un hipócrita y fingir que nunca hiciste daño a quien hoy saludas por los pasillos con total afabilidad.

Aún los hipócritas parecen tener finales felices. 
Parece sonreírles la vida. 
Y uno que siempre ha luchado por ser sí mismo, tiene que mendigarle un respiro a la muy puta.

Qué tienen ellos que no tenga yo?
La pregunta es bastante tonta en sí misma, pero me la hago todo el tiempo.

Hacen que sienta que no encajo.
Que no pertenezco.
Que no soy, aunque no sepa qué es lo que no soy.
Es una barrera invisible pero completamente tangible de repelente de mí.

Es que la vida es más justa con los hipócritas y los injustos? Qué ridículo!
Mejor morir todos y dejar de existir.

Vámonos todos de esta puta vida!!
No vale la pena!
Cobra demasiado por tan poco.

No reditúa!
Como una botella de tu vino tinto favorito que  de tanto cuidar hasta el ultimo sorbo se echó a perder y ahora no es más que vinagre.
Vinagre que te salió muy caro, por cierto.

Después de media hora, siguen ahí los azulejos, el ruido del aire, la sangre sigue regresando de las piernas, los ojos se secaron, la piel suda y en el espejo se queda el rostros desencajado.

Todo sigue como estaba.
Exactamente como estaba.
Con la hoja de afeitar en las manos, no tuve el valor de dejar esta puta vida.

Sigo siendo uno en el universo, después de media hora.



Reclamo a un ser sin escrúpulos: coger, tomar y arrebatar.

¡Hola!
Siéntate, quiero hablar contigo.
Insisto, siéntate, podrías caer de la impresión.
Siéntate conmigo.

Te hablaré de la diferencia entre coger, tomar y arrebatar: eres una mierda.

Eso mismo,
una sucia y promiscua mierda.
Esa es la diferencia.

Tenía un tiempo guardándomelo, pero es por tu propio bien... Y el mío.

¿Yo?, ¿Ardido?
¡Claro que estoy ardido!
¡De puta madre que estoy ardido!
No, no, espera...
No ardo, ¡quemo!
¡Me quemo!

Acércate, no muerdo.
Hasta donde sé, el único aquí que necesita un bozal eres tú.

¿Cuántos mordiste anoche?
¿Cuántas mordiste?
¿Cuántos cuellos?
¿Cuántas bocas?
¿Cinco?, ¿Seis?, ¿Siete?
¿A caso perdiste la cuenta?

La verdad, ¡qué suerte tienes!
¡Qué cómodo!
Te envidio.
Como si todo fuera tan sencillo:
Levantarse por la mañana y dejar la cama llena de carne.
Meterse a bañar para limpiarse la pena y esperar a la noche para atragantarse otra vez.

Si alguna vez sentí algo por ti,
has perdido el encanto.
No quisiera salir con propiedad pública o ser uno más en la amnesia de tu cama.

Por eso te vengo a hablar de la diferencia.
Porque tomar, coger y arrebatar son lo que mejor sabes hacer.

¡Y no sulfures!
Produce impotencia...
No quisiera arruinar tu récord, semental.

Sólo recuerda que:
Si se trata de tomar, coger y arrebatar,
Se puede tomar hasta embriagarse,
y se puede tomar de la mano.
Se puede coger a diario,
y se pueden coger males también.
Pero, sobre todo,
puedes arrebatar y salirte,
pero también puedes arrebatar el corazón.

viernes, 10 de mayo de 2013

Nota #3: Sobre los dolores pasados y futuros.



Si no me importaras... te mandaría a la chingada con una mano en la cintura.
El problema es que me importas mucho más que el cuerno que tú no das por mi.
Y aquí estoy... sentado al escritorio, entre las personas que todavía me duelen, y tú, que si algún día me ibas a empezar a doler, ya lo hiciste.


Me gustas

Me gustas.
Me gusta el chocolate también.
Y la crema batida y los frutos rojos.
Igual y podrías no gustarme mañana.

Y aunque el chocolate, la crema batida y los frutos rojos 
los tenga prohibidos por hoy,
no por eso me dejarán de gustar.
Yo y mis ganas de lo prohibido.
Lo más probable es que me gustes por buen rato.

No me atrevo a decir que me gustas como me gusta cantar.
Porque de cantar estoy enamorado, y yo de ti no me quisiera enamorar.
Enamorarme sería peligroso.
Y, ¿cuando no lo ha sido?

Dices ser, y dicen que eres, 
todo lo que un día me juré no buscaría;
evitaría, odiaría.
Pero es que no se cuando dices la verdad o cuando estás alardeando.
¿Acaso intentas impresionarme?

A tí no sé si creerte,
A la gente nunca le creería.

¿Crees que busco alguien intrépido y aventurero que le traiga emoción y desenfreno a mi apenas atisbo de vida?
¿Crees que soy un rebelde que no cree en los cuentos de hadas ni el príncipe azul?
¿Crees que soy como tú?

O, ¿es que me escondes esa parte de ti, tan poco ventilada y vista por el sol que ni tu mismo recuerdas donde la tienes?
¿Es que alguien te lastimó y la escondiste para que nade pudiera hacerle daño?
¿Sobre todo, tú mismo?

Tal vez, no soy el único al que le escodes algo.

Temo que al escribirte todo se vaya a la mierda,
Como se han ido a la mierda todos a quienes he escrito antes.

Tal vez lo leas.
Sí. ¡No lo dudes!
Estoy refiriéndome a ti.
Comparándote con mi gusto por el chocolate y temiéndome de me gustes como cantar.

Mejor sería me gustaras como leer.
Así tal vez me gustes como mi libro favorito, o como el que nunca terminé.

Espero te guste cuando leas esto.
Espero te guste lo que leas.

O cuando lo escuches.
Porque si no has de leerlo tal vez te lo lea una morena indiscreta una tarde calurosa, entre libros y los árboles que se mecen.

O tal vez te lo lea una joven de lentes y cabellos negros, sentados en una banca, rodeados de azulejos fríos.

Por lo pronto,
si tu juegas, 
jugaré al ingenuo e inocente.
A que no sé qué hay detrás de tus habladurías y preguntas indiscretas.

Sería mejor olvidarte.
Por mi propio bien.
Sería mejor no esperar que cambies;
nunca lo harás.

Ahora es inevitable.
Me gustas.
Como si lo hicieras de nuevo, pero de de una forma mucho más peligrosa...
Me gustas.


jueves, 9 de mayo de 2013

Masturbación mental.

¿Y si sí?
¿Y si no?
¿Y si sus planes son pasajeros?
¿Y si los míos no son pasajero, sino destino?
¿Y si me cambia la vida?
¿Y si le cambio la vida?
¿Y si salgo de mi zona de comodidad?
¿Y qué de cómodo hay en esto ya?
¿Y si también tiene miedo?
¿Cuándo habla en serio y cuándo no?
¿Y si yo le creí todo, y todo fue sólo un juego?
¿Y si yo no sé a quién creer?
¿Y si yo no sé a qué está jugando?
¿Qué es una aventura?
¿Terminar llorando,
y escribiendo sobre esto?
¿Fue una insinuación?
Y si sé que sólo yo saldría perdiendo,
¿Por qué habría de aceptar?
¿Por qué habría de jugar?
Pero... ¿Y si en realidad no salgo perdiendo?
Entonces, en realidad no sé si saldría perdiendo.
Ahora que lo veo...
No sé nada...
No sé.





Nieve



Te extraño.

A estas alturas, extrañar y morir es lo mismo.
No puedo evitarlo, nadie puede evitar morir.

Te extraño como hace 15 años que no nieva aquí.
Y tú y yo sabemos cuánto amo la nieve:
cuando cae,
cuando se compacta bajo nuestros pies,
cuando sabe a café,
cuando sabe al beso que no nos dimos.

Cada año pido que nieve
para que con la nieve vuelvas;
con ella, tan blanca que cega,
como tu mirada;
tan perfecta e impoluta como tu piel,
como cada copo que es cada uno de tus poros,
hasta que cae al suelo y se derrite,
hasta que te vas.

Y es que nevar es acción y efecto de:
"Abrázame y caliéntame en tus brazos"

Pero no ha nevado.
Pero no haz vuelto.
Y a mí que me hace falta calor.

Tendría que resignarme y esperar.
O irme de aquí, más al norte, donde sí cae nieve.
Pero al norte tú estarías aún más lejos...

Así que no lo voy a hacer.
Me quedaré.

Y el frio que cala,
y la nieve que no cae,
me recordarán tu ausencia,
como ese el de la puerta de al lado que me recuerda tanto a tí.

Esperaré a la nieve; te esperaré.
De todas formas desear por nieve un año más,
no está de más.



miércoles, 8 de mayo de 2013

Perdón de Dios.

Dios me perdone por decir que mi madre está loca,
que me perdone por confirmárselo y decírselo en su cara.
Que me perdone ella por quererla y buscar su bien,
y que me perdone por guardarle la verdad todo este tiempo.

Dios me perdone por culpar a mi padre de mi infelicidad.
Dios lo bendiga por haberme escuchado y comprendido cuando le dije que me hacia daño.
Que me perdone él por odiarle y tenerle resentimiento toda mi infancia,
y que me perdone por guardarle la verdad todo este tiempo.

Dios me perdone por no ser el modelo de cristiano que mi iglesia hubiera querido.

Pero es que uno crece,
Se saca el dedo de la boca y se destapa la cara de niño asustado.

A veces no sé si seguir creyendo,
pero, supongo que lo sigo haciendo,
porque al final necesito algo en qué creer.

Dios perdone mi atrevimiento,
mi lujuria y cada vez que me entregué al placer.
Dios perdone mis blasfemias y la herejía que escribo.

Dios perdone mi pecado de amar,
ése que yo llamo amor
y que Él llamaría sodomía, asco, atrocidad.

Dios perdone todo el daño que hice a todos los que quiero, quise y querré.

Dios perdone todos mis enamoramientos.
Dios los bendiga por soportarme y no condenarme,
o en su defecto,
por no dar un cuerno por mi.

Dios perdone esta verdad de la que no puedo arrepentir ni avergonzar.

O mejor que no lo haga.

Si desde mi nacer, nací maldito;
despojo de Satanás,
hijo de la perversión,
sodomita cómplice del Súcubo,
aprendiz de Beelzebub...
Si desde mi nacer estuve condenado;
antinatural, fenómeno, miserable y descarado...
Entonces, no tengo perdón de Dios.