sábado, 11 de mayo de 2013

Pensamientos de media hora.

Azulejos fríos,
El sonido del aire,
Mis piernas y la sangre que regresa de ellas.
Los ojos que lloran y el espejo manchado de odio;
Somos uno en mi universo por media hora.

Hay gente que te provoca repulsión por el simple hecho de existir, y viceversa. Es tan fácil ser un hipócrita y fingir que nunca hiciste daño a quien hoy saludas por los pasillos con total afabilidad.

Aún los hipócritas parecen tener finales felices. 
Parece sonreírles la vida. 
Y uno que siempre ha luchado por ser sí mismo, tiene que mendigarle un respiro a la muy puta.

Qué tienen ellos que no tenga yo?
La pregunta es bastante tonta en sí misma, pero me la hago todo el tiempo.

Hacen que sienta que no encajo.
Que no pertenezco.
Que no soy, aunque no sepa qué es lo que no soy.
Es una barrera invisible pero completamente tangible de repelente de mí.

Es que la vida es más justa con los hipócritas y los injustos? Qué ridículo!
Mejor morir todos y dejar de existir.

Vámonos todos de esta puta vida!!
No vale la pena!
Cobra demasiado por tan poco.

No reditúa!
Como una botella de tu vino tinto favorito que  de tanto cuidar hasta el ultimo sorbo se echó a perder y ahora no es más que vinagre.
Vinagre que te salió muy caro, por cierto.

Después de media hora, siguen ahí los azulejos, el ruido del aire, la sangre sigue regresando de las piernas, los ojos se secaron, la piel suda y en el espejo se queda el rostros desencajado.

Todo sigue como estaba.
Exactamente como estaba.
Con la hoja de afeitar en las manos, no tuve el valor de dejar esta puta vida.

Sigo siendo uno en el universo, después de media hora.



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