Al igual que hacen las manchas de sudor y lágrimas de mis desmullidas y viejas almohadas,
sírvete de custodiar mi sueño y regaña a mi subconciente cuando sueñe inapropiadamente de ti...
Debe ser que mis sueños más anarquistas ocurren en dos horas entre las dos de la mañana
y las dos horas antes del amanecer...
Porque, los números pares siempre me han venido bien, aunque tu yo nunca vayamos a formar uno.
Eres y siempre serás mi fantasía.
La que yace en besos a media luz y sábanas de satín,
en vapor que empaña el espejo y el cancel de baño,
y en ropa regada por el piso.
Formas parte de esos sueños que nunca compartiría; desde los más absurdos hasta los más íntimos...
Esos sueños en los que no tengo miedo de dejar se masturben mis más oscuros y secretos placeres.
Esos sueños en los que soy el mejor amigo de mi locura y creo un mundo donde soy libre de quererte y amarte en formas que la cordura no me permite cuando estoy despierto.
Sueños tan reales que casi puedo percibir tu piel,
tu respiración y el olor de tu sudor,
tu peso y hasta el espacio que ocupas en la cama.
Sírvete de comprobar en carne y hueso la fantasía que provocas en mi...
Regañame antes de dormir.
Hazme rogarte por más....
Ven y custodia mis sueños,
o manténme despierto toda la noche.
Evita que sueñe contigo, o vuelve mis sueños realidad...
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